Mujer y Participación Electoral

Actualidad

Por: Rosa Ponce Armijos*

A propósito del 6.5%  de mujeres candidatas en el proceso electoral y el 52% de población de mujeres en el Ecuador .

Algunos argumentos se  hacen púbicos acerca de la razón por la cual las mujeres no están presentes en el porcentaje paritario al menos del 23% como se establece para la presente contienda electoral; argumento algunas percepciones al respecto, este resultado obedece a varias causas:

1. Sistema patriarcal que impregna su marca en los partidos y movimientos políticos que son liderados con una práctica excluyente y que no ha cumplido el rol primordial como es la formación, capacitación de sus militantes y la promoción de sus principios, ideología y modelo de desarrollo

2. Injerencia de intereses personales y «personalísimos» que «marcan» el quehacer y los convierten casi en clubes de última hora propicios para rellenar con cualquier ser humano que se cruce por la calle para salvaguardar y asegurar la presencia de los caudillos de turno

3. La corrupción que ha mirado en ciertos partidos y dirigentes sus aliados estratégicos, para: controlar el poder legislativo, negociar «politiqueramente» y recuperar sus “ïnversiones de campaña», salvo honrosas excepciones. Desde esta ciudadana de a pie propongo que deberíamos ‘recuperar» esos espacios, activarnos, no desmayar en los procesos y ser críticos y frontales, eso al menos no nos pueden quitar. En el escenario descrito, cuál es el espacio para el 50.5% de la población que somos las mujeres?, ser suple falta en las listas?, constituirnos en adornos que responden a un listado de requerimientos que establecen estos líderes de pacotilla como: que sea feminista (sólo para esta lid electoral); que sea jovencita y además de «buen ver»; que acepten el lugar que le asignen ( suplencias por lo general); lo dicho por mencionar algo de los «criterios» por los que se determinan las candidaturas en la mayoría de los casos.

Me pregunto y ¿quiénes son los ungidos? solemnes personajes que permiten que los partidos y movimientos invernen en todas las temporadas, sólo que tienen la voz de mando ejercida desde la unilateralidad del poder económico y acuciosas alianzas determinada al calor del brindis y de constantes y transnochadas conversaciones. Las mujeres nos negamos por «eso», preferimos no ser parte de esta práctica y sin importar nuestras canas preferimos seguir sirviendo desde nuestros espacios; lo anotado como parte de nuestro sentir.

Deberemos seguir aportando a la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA , incluyente, recíproca con el país, que vaya de la mano con la Constitución y los avances desde las propuestas ciudadanas, organizaciones de la sociedad civil que apunten a establecer las posibilidades de contar con un gobierno abierto, participativo, coherente con la realidad del país y sobre todo transparente en su gestión y en el manejo de lo público, que es de todos.

*Activista por los derechos de la Mujer

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