La transformación digital se define como un fenómeno inevitable de cambio disruptivo en el modelo operacional, en los productos y servicios y en el modelo de negocio de las empresas, debido a la convergencia de ciertas tecnologías de información, operacionales y de consumidor, fenómeno que tiene dos características particulares: la velocidad del cambio mucho mayor en relación a la dinámica competitiva tradicional y la magnitud de la relación beneficio – riesgo involucrada. De hecho, la sostenibilidad a futura de muchas de las empresas va a depender de cómo se enfrentan los retos y se aprovechan las oportunidades que la transformación digital impone. Una evolución exitosa requiere posicionar a la innovación como el habilitador estratégico, desplegar una nueva arquitectura de creación de valor al cliente final y establecer capacidades organizativas distintas.
El modelo exitoso empresarial del siglo 20 e inicios del 21, basado en la especialización y división funcional del trabajo, se ha convertido en el obstáculo para la transformación digital de las empresas. Las organizaciones que han sido construidas para la eficiencia temen que el cambio y la innovación genere desorden. Es decir, empresas tradicionales orientadas a la eficiencia, con modelos de gestión formales y enfoque al mejoramiento continuo, pueden carecer de la agilidad para incorporar cambios significativos en sus capacidades internas, para enfrentar la transformación digital.
En este contexto, la pregunta es: ¿Cuál el impacto de la transformación digital en las empresas?
La transformación digital empresarial requiere de la evolución de la estrategia y modelo de gestión. Pasar de la planificación estratégica tradicional multianual, a un modelo de análisis y decisión mucho más rápido, con una vigilancia continua de la evolución del entorno, interno y externo que afecta a las oportunidades y riesgos.
Las organizaciones deben revaluar su propuesta de valor, no solo desde de la perspectiva del aseguramiento de las necesidades del consumidor, sino también a través de la generación de nuevos productos y servicios. Las estrategias y modelos de negocio digitales deben potenciar tres tipos de ventajas para el consumidor final: menor costo, mejor experiencia y los beneficios de ser parte de una plataforma o ecosistema digital para co crear valor. La innovación debe ser parte de un modelo de negocio bien formulado y desarrollado que se apoye en aplicativos móviles para el relacionamiento con el cliente, analítica para profundizar los usos y el impacto de los servicios de información, los servicios de nube para reducir la complejidad de los servicios de tecnología y negocio, entre otros.
La transformación digital empresarial también implica un cambio organizacional en el liderazgo de los ejecutivos, en la cadena de valor, en las personas, en la organización y en la cultura. Esquemas de trabajo colaborativo, cultura de experimentación, enfoques de agilismo en la ejecución de proyectos, espacios de trabajo que ofrezcan facilidad y accesibilidad para experiencias digitales, con herramientas que faciliten la movilidad, integración a servicios del tipo empresarial y personales, para fines de aprendizaje y compartición de conocimiento, con flexibilidad de tiempo y localización; son algunos de los ejemplos de que la transformación digital más que solo una cuestión tecnológica.
El gran reto de los líderes de tecnología y negocio está en equilibrar el mantenimiento del negocio actual, con un nuevo modelo disruptivo. Es necesario que las empresas tengan por una parte un plan operativo – táctico tradicional y al mismo tiempo la capacidad para trabajar en un portafolio estratégico de transformación digital.
