Historias: Vida de perro en tiempo de pandemia

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Todas la miradas se volcaban hacia Luna. Una hermosa perrita que llevaba una canasta en su hocico, con dos pequeñas zanahorias. Se notaba la felicidad de este ejemplar, cuya lana negro azabache, brillaba con el intenso sol que caía en la ciudad de Riobamba.

Mientras movía su cola caminaba por la vereda delante de su familia humana, por el sector de la Condamine. Muchos dirán, ¿qué de extraordinario tiene este can?. Lo que llamaba la atención no era el pequeño canasto que llevaba, más bien era lo feliz que sentía la mascota, sin duda, es amada por sus dueños.

Luna tuvo la suerte de tener familia, por eso se dejaba acariciar por la gente a quienes nunca las había visto u olfateando, incluyéndome. Es decir, no tiene traumas de agresión y no es brava.

Pero existen cientos de perritos que no tuvieron la suerte de Luna. Esos que con su mirada profunda te derriten y lo que buscan es comida, agua o a su vez, un pequeño gesto de cariño.

Estos nobles animales son muy leales y gratos. Hoy en esta época de pandemia, se ha observado que mucha gente ha sacado agua y comida a las afueras de sus casas. Sin duda alguna, ese buen gesto, nos hace más humanos. Si bien hoy la necesidad en las familias son múltiples y el hambre no espera, no hay que olvidarse de estos seres vivos.

Quienes tengamos la posibilidad compartamos, sigamos el buen ejemplo de quienes dejan en sus puertas alimento y agua. Que de esta crisis, aflore lo mejor de cada uno. Los seres humanos podemos abrir la boca y pedir ayuda. Estos animalitos no pueden hacerlo. Están en la indefensión.

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