Reportaje: El mundo oculto de una niña quedó escrito en una pared…

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Realizaba una cobertura periodística al sur de Riobamba. Una de mis entrevistadas contó que hace tiempo rentó un departamento donde vivía una pareja quienes tenían una niña de 13 años. «No va a creer las golpizas que le daba el esposo a su mujer, un día le encontré ahorcándola», contó la dueña de la vivienda.

Ingresamos a la habitación de la menor, de inmediato se sintió un ambiente lúgubre, triste. En la pared yacían cientos de frases, como: «Maldita vida llevamos los jóvenes», «Mi vida no es justa tengo que poner un alto a la violencia». Los rasgos de la letra eran como escritas con ira y dolor.

El Código Orgánico Integral Penal, en su art. 155 establece: “Se considera violencia toda acción que consista en maltrato, físico, psicológico o sexual ejecutado por un miembro de la familia en contra de la mujer o demás integrantes del núcleo familiar”. Sin duda en esa casa existía un grado de agresividad por parte de la cabeza del hogar quien, según refieren era alcohólico.

Nos informaron que la madre nunca puso una denuncia, los dueños de casa afirmaron que siempre le ayudaban cuando no tenían que comer y más aún cuando la señora estaba siendo golpeada.

«Pese ha todo se fueron, sin pagar el arriendo y por denunciar que este señor que golpeaba a su mujer, él amenazó a mi esposo que se vengaría», dijo la dueña de la vivienda.

La menor a su corta edad habría quedado embarazada. «Una niña cargando a otra niña». Al parecer la chica quería escapar de ese mundo en el que vivía junto a sus progenitores, aunque desconocen quién es el padre de la criatura.

Para la psicóloga clínica, Jeanthet Moyón, en ocasiones no en todos los casos, existen jóvenes o niños que expresan sus emociones mediante cartas, dibujos pintura libre, etc.
«En esas frases de las fotografías se puede observar términos negativos en torno a la vida. Emociones que deben ser tratadas a tiempo ya que dichas distorsiones del pensamiento pueden desencadenar a patologías graves o llegar a consumar el suicidio», aclaró, la psicóloga.

Asegurando además que los profesionales de la salud mental son los llamados a identificar riesgo psicológico en la persona. «Si alguien identifica cualquier signo o síntoma de violencia, tiene que comunicar a las autoridades competentes y conectar con redes de apoyo familiar», aseveró.

El espectro de la violencia familiar se ha ampliado en todas las esferas o llamadas clases sociales. El 2019 en Ecuador se registraban miles de casos de agresión física, abuso sexual y violencia intra familiar. El 80 por ciento de casos de violación son de familiares cercanos a la víctima.

Ahora, los escenarios han cambiado notablemente por la crisis sanitaria. El quedarse en casa con personas violentas y más aún abusadores se han convertido en un grave problema. Muchos han dicho la frase, «durmiendo con el enemigo». Por eso, han iniciado campañas de denuncias, y sin dudar pueden llamar al ECU 911 para evitar que estos casos ya sea de violencia intra familiar, abusos sexuales entre otras sigan ganando terreno.

Investigación:
Darwin Altamirano

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