El costado del #TaitaChimborazo

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By. Marcelo Jijón Paredes cronista&editor

Destino: las lagunas del Altar, primera parada llegar a la bocatoma, para poder empezar a caminar sobre el sendero y alcanzar el objetivo, pero es necesario detenernos sobre la parroquia de Quimiag el día recién empieza y el regalo está a un costado del auto que nos lleva a una nueva aventura.

Los riobambeños históricamente tenemos la imagen de un Chimborazo que incluye sus tres elevaciones características: Politécnica (5,570 msnm); Veintimilla (6,234 msnm) y Whymper (6,268 msnm), cada una agendadas en la bitácora de miles de andinistas que quieren conquistar la cumbre más alta del mundo medida desde el centro de la tierra entre crampones y ropa térmica.

Nos detenemos y la #Nikon hace lo suyo no me había dado cuenta de que la luna decidió ese día no retirarse y el contraste entre lo blanco de ella con la cumbre del Chimborazo me entrega esos momentos irrepetibles donde la palabra “gracias” se repite constantemente en tu cabeza mientras disparas la cámara.

El cielo hace lo suyo no permite que nubes dañen el mágico momento y somos realmente felices, he perseguido al nevado que es nuestra identidad durante años, pero no lo había visto desde este costado y es simplemente espectacular, otra forma, una nueva sensación.

Y cuando piensas que mejor no pudo ser el inicio de esta jornada, de muchas aventuras y cansancio que ya les contaré en otro relato, el sol se posa sobre la “cabeza” del coloso nevado, le da otros matices a la nieve y simplemente sientes que eres demasiado privilegiado de poder mirar ese momento.

Otra vez refieres dentro de ti, que la felicidad no está dada por lo material, sino por esos instantes que no los prevés, por la capacidad de sorpresa que te puede sacar un suspiro y sentirte infinitamente pequeño ¡pero muy, muy, muy, muy, feliz y orgulloso de ser parte de este país de encantos!

Lo siguiente es tratar de moverte para realizar algunas tomas más y claro ubicarte ¿dónde está Riobamba? de que lado lo miro, a pesar de que el calentamiento global afecta el gran manto blanco no pierde su belleza y justifica el encanto de quienes viajan miles de kilómetros solo por estar en la parte más alta y siente libertad, paz y un reencuentro consigo mismos que les permite crecer como individuos según relatan los aventureros.

Debemos continuar, pero quiero hacer unas fotos más, un mular está cerca de nosotros corro y trato de retratarlo con ese fondo, sin mucha suerte, que difícil es captar fotos de animales como quisiera y además está la presión de no retrasar la aventura prevista, la foto no es de lo mejor pero el contraste es agradable.

Lo vuelvo a ver desde el auto y sigo sorprendido queriendo que no se acabe este encuentro diferente, pienso en como siempre él Taita Chimborazo estuvo en mis imágenes y memoria, lo miraba desde la polvorienta esquina de la calle Lavalle y Esmeraldas, al fondo absolutamente grande inimaginable pensar que se lo podía conquistar, solo me decía que era como el abuelo de todos y cómo nunca conocí al mío le quería mucho y tenía respeto.

Los riobambeños somos su referencia, recibimos su compañía sin saberlo, está entre nuestros relatos, somos también el “soroche” que nos dio en el paseo familia o de la escuela, ese dolor de cabeza y la tía o mamá dándote un pedazo de panela para que te recuperes, lo he visto por 40 años y esta vez solo es una más de su regalo visual, pues siempre, a pesar de la dependencia de una pantalla levanto mi vista para ver como amaneció mi otro abuelo….  

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