En Chimborazo la desnutrición no se controla, se multiplica.

Actualidad Ciudad

El retraso en el crecimiento es una de las consecuencias directas de la desnutrición crónica infantil, que se evidencia sobre todo en la provincia de Chimborazo. Iker y Gael tienen 6 años, pero, aunque su estatura y peso varían no pueden ser parte de los actuales programas de ayuda para la desnutrición infantil, pues la edad límite que la mayoría de proyectos y la desnutrición crónica, en niños menores de cinco años de edad, tiene consecuencias a mediano y largo plazo. Infantes mal alimentados, por ser parte de la pobreza y miseria, son más propensos a enfermedades; tienen deficiente rendimiento escolar y están marcados por problemas que tendrán en su vida de adultos, en su mundo personal y laboral, pues sus capacidades cognitivas no se desarrollarán en su totalidad.

A 15 km de la ciudad de Riobamba se encuentra la parroquia de San Juan, denominado el punto más cercano al sol. Este lugar es el principal ingreso para apreciar uno de los atractivos turísticos del Ecuador, el nevado Chimborazo. Pero tras el bello e imponente paisaje se esconde una realidad social de desnutrición y pobreza.

Del centro de la parroquia, viajamos 15 minutos en una motocicleta hacia la comunidad de Shobol Llinllin para conocer de cerca la problemática. En el recorrido se iba observando a la gente pastando a sus animales. En medio de la montaña van corriendo los niños con anhelos y aspiraciones de días mejores. Esta comunidad cuenta con alrededor de 200 infantes y existen alrededor de 180 jefes de familia. Rosa Dizhu es madre de siete hijos, entre ellos las pequeñas Romina y Sarita. Su madre explicó el tipo de alimentación que ella prepara para las niñas: sopa de fideo, colada de machica y arroz, “se cocina lo que haya”, añadió.

A veces, cuando sus niñas se enferman con fiebre, los médicos le han dicho que se debe a una mala alimentación y le sugieren que consuman vitaminas, ya que las pequeñas tienen bajo peso.

Carmen Remache es una madre joven, tiene un niño de dos años de edad, que es su primer bebé. Desconoce sobre las dietas balanceadas que debe consumir el infante; “todavía le doy de lactar y también le preparo coladas, de tapioca y a veces de machica, muy pocas frutas, de manera general le doy comida que preparo para toda mi familia como sopa de avena, de fideo, así poquito, poquito sabe comer”, manifestó.

Ella hace una petición: “sería bueno que orienten a las madres, principalmente a las primerizas, e indicar   cómo alimentar a las guaguas”, señaló mientras le daba de comer  arroz a su pequeño, ese fue su almuerzo.

Una provincia con alta desnutrición

Una investigación de la Universidad Católica del Ecuador y el CEDIS, realizada entre los años 2018 y 2019, evidenció los altos índices de desnutrición infantil en los cantones de la provincia de Chimborazo: Riobamba (51%), Guamote (55%), Alausí (57%), Colta (52%) y Guano (62%). En todos estos cantones se producen cereales, legumbres, frutas, carne y leche, pero ello no ha mejorado la situación de sus habitantes ni su dieta.

“Es necesario buscar alternativas para salir de esta situación grave en el que está el sector infantil de la provincia, la desnutrición crónica afecta el rendimiento académico”, señaló Jorge Naranjo, director distrital de Educación de Chambo – Riobamba, al ser consultado sobre los efectos de la desnutrición en el aprendizaje.

Los sectores rurales de la provincia de Chimborazo tienen los más altos índices de esta problemática social. Es el caso de la parroquia de Columbe, que cuenta con 16 mil habitantes en sus 64 comunidades, entre los que se ha detectado un 64% de desnutrición infantil. 

El presidente de esta parroquia, Carlos Caizaguano, ratificó que es alarmante esta problemática y que han mantenido reuniones con algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), centros de educación superior, empresas privadas y el sector público para empezar a trabajar en un nuevo proyecto, desde febrero del presente año.

“Entendemos que todos los productos no son dañinos, pero no tiene su valor de nutrición, por ejemplo, el fideo a comparación con el arroz de cebada no es igual”, dijo Caizaguano. Por tanto, han pensado trabajar con productos de la zona, como son la quinua, el arroz de cebada y hortalizas como la zanahoria, puntualizó.

La nutricionista Valeria Guevara resaltó la importancia de la quinua: es muy buena fuente en proteínas; de igual manera la leche de vaca es un producto con excelentes nutrientes, que ayudan al crecimiento del niño. Ella recomienda que si en estos sectores se produce estos productos no se debe dejar de consumirlos. La combinación dietética debe venir acompañada de lenteja, puesto que es rica en micronutrientes. “A la hora de servir los alimentos hay que tomar en cuenta las porciones, la palma de la mano del niño es la medida para la ensalada y proteínas, el puño para carbohidrato, los lácteos y proteínas deben consumir de 3 a 4 porciones en el día, de igual manera las frutas y verduras. Cada niño debe ser evaluado de diferente manera y tener el plan de las inmunizaciones de las vacunas para que puedan mejorar el estado nutricional. Y tener absoluto cuidado con los alimentos ultra procesados, como las galletas y el exceso de carbohidratos como arroz y fideo. Los niños deben consumir jugos o coladas de guayaba para fortalecer el sistema inmunológico”, agregó la profesional.

“Es importante definir un modelo de gestión efectivo, eficiente y eficaz porque a lo largo de los años se han dado varios intentos por parte del Estado y otras organizaciones y no siempre se ha obtenido los resultados esperados”, manifestó Jorge Yépez, gerente de programas de Word Visión Ecuador. Este programa será financiado por Redmi, la Red de Empresas Privadas, y el 9 de febrero del presente año se firmará el convenio que beneficiará a 200 mujeres en periodo de gestación en la parroquia de Columbe, como inicio del proyecto de apoyo.

Desde 1993, Ecuador ha desarrollado aproximadamente 12 programas relacionados con la salud y nutrición. El que se dio los años 2014 y 2018 fue un total fracaso, pues según la UNICEF, en lugar de disminuir las cifras de desnutrición se incrementaron. Así, el indicador pasó del 24,8% al 27.2% en niños menores de dos años y uno de cada cuatro menores de cinco años en el Ecuador tenía estos problemas de alimentación. Dentro de este periodo se desarrolló el proyecto Desnutrición Cero.

El fracaso de los programas en algunos casos es porque no han llegado a todo el territorio rural. María Quishpe y María Morocho son dos abuelas que llevan en sus espaldas, en una indumentaria colorida, a sus nietos, niños menores de un año. Ellas pertenecen a una comunidad del cantón Guamote y tienen algo en común: criaron a sus hijos y ahora a sus nietos y su sector nunca ha sido parte de los programas de nutrición.  Ellas alimentaron a sus hijos con productos propios de la zona, como quinua, arroz de cebada, habas, oca y colada de machica y ahora seguirán con la misma tradición con sus nietos.

Del periodo 2015 al 2021 se tiene algunas cifras que retratan la problemática en parroquias de Chimborazo, según la información proporcionada por el Sistema Integrado de Vigilancia Alimentaria Nutricional.

Sector Año cantidad
Cacha 201668 niños desnutridos 
San Juan 2020171 niños desnutridos
Guano20171129 niños desnutridos
Guamote20151796 niños desnutridos

Según los expertos en alimentación, los primeros 1000 días de vida son fundamentales para el desarrollo del niño/a. Esto lo corrobora la especialista en nutrición Monserrath Barahona: “tienen mucho que ver los macronutrientes que recibe, entre ellos carbohidratos, grasas, proteínas y micronutrientes como vitaminas y minerales. La distribución de los alimentos debe ser de 4 a 5 comidas diarias, que permite que el niño tenga una evolución en su crecimiento”. Pero en los sectores indígenas con familias numerosas, la economía no alcanza para subsanar una alimentación adecuada.

La malnutrición también se origina por otros factores, como la falta de agua potable para la preparación de los alimentos, según constatamos en Shobol: al igual que otras comunidades de la provincia consumen agua entubada.

“El acceso de agua es muy importante, tenemos niños a los que en el establecimiento de salud, los profesionales los atienden para sacar al niño de la desnutrición, pero si el niño no accede a un agua segura siempre va a estar en un cuadro infeccioso y vuelve al mismo círculo que se encontraba”, mencionó Daniela León, nutricionista zonal del proyecto Ecuador libre de Desnutrición.

A esto también se suma la nutricionista Guevara señalando que “al no tener agua esterilizada, los niños son propensos a enfermedades de infección intestinal, diarrea, problemas estomacales. Incluso en el futuro puede tener sufrimientos crónicos metabólicos como la hipertensión y la diabetes”, explicó. 

En una de las montañas de Shobol Llinllín, rodeada de hermosos paisajes se encuentra la vivienda de María Espinoza, quien vestía un suéter fucsia, una chalina azul que cubría su anaco negro y un sombrero blanco. Cuando la visitamos, ella estaba en su cocina preparando el almuerzo.  Mientras lava las papas con “el agua del páramo” como ella dice, indicó que iba a cocinar: arroz con papas, fideo y pollo, (entre risas) dijo, “ojalá ustedes también quieran ir comiendo”.  Mientras preparaba los alimentos nos iba platicando que antes era mucho mejor la alimentación, los niños comían máchicas, ahora solo quieren comer pan.

Las viviendas de ese sector son sencillas, hechas a base de ladrillo, pocas de adobe y carrizo, en su mayoría son casas pequeñas con familias numerosas, “yo solo tuve 3 hijos, otros tienen 5,6,7,” dijo María.  

En el humilde hogar había una pequeña radio que emitía la música autóctona representativa de la gente indígena, también un fogón de leña, donde cocina de vez en cuando. Además, hay un tacho negro. María comentó que ahí almacena el agua, le coloca una porción de cloro para que sea apta para el consumo humano, pero cuando llueve no se puede hacer el mismo proceso, ahí tampoco tienen alcantarillado sanitario.

La primera autoridad de la parroquia, Katy Arias, es consciente de esta problemática: “no tenemos un sistema de agua potable, esto también afecta a la desnutrición en los niños”. Pero se está trabajando, conjuntamente con otras instituciones, para solucionar estos temas y haya mejoría en las 26 comunidades y 6 barrios de la parroquia de San Juan, añadió.

Andrés, un hombre que pasa de los 60 años de edad, se encontraba labrando la tierra para sembrar papas. Indicó que es para consumo personal y también comparte la cosecha con sus hijos y nietos para que alimenten a su familia y cuando produce en cantidad lo comercializa, para abastecerse con otros productos los compra en la ciudad:  fideo, tomate cebolla, entre otros.

La misma problemática de falta de agua la tienen en San Martín bajo, esta población se encuentra al filo de la vía Riobamba – Guamote, la comunidad pertenece a Columbe. “Este sector es seco. Sí tenemos canal de riego, pero sufrimos constantemente porque no tenemos agua; en septiembre y octubre llueve, pero hay años que no llueve”, manifestó Rosa Guacho, indignada. El presidente de la comunidad afirmó que no hay agua potable y que solo tienen agua entubada.

A Rosa el problema del agua le preocupa por su impacto en la comercialización de productos: “Aquí sembramos cebada, pero debido a la falta de agua se da muy poco su producción, la quinua sí produce pero el precio es muy bajo. A nosotros nos pagan cuarenta centavos la libra, pero en el supermercado está a un dólar con cincuenta la libra”, manifestó.

La paradoja está en que estas son zonas muy ricas en la producción agrícola y ganadera y sin embargo la desnutrición no termina. “La gente del campo muchas veces vende varios litros de leche para comprar un litro de cola, debemos retomar nuevamente el tema de sensibilizar y socializar. Lo importante que es consumir su propio producto, no va ser fácil pero tampoco imposible. Estamos trabajando con mesas de salud en temas de nutrición con los presidentes de juntas parroquiales, GADS municipales, Ministerio de Salud Pública, el jefe político y la Gobernación y otros actores que aportan a este tema”, dijo María José Pontón, gobernadora de Chimborazo. 

Rosa Guaho, de la comunidad de San Martín bajo, dijo: “a veces la gente del campo pensamos que comemos lo mejor, trayendo de la ciudad papas fritas, pollo y por facilismo cogemos un sartén y rápido freímos y eso comemos”, y agrega que “teniendo leche no se consume, entonces ahí viene la consecuencia de los niños desnutridos, tenemos algún centavito corremos a la tienda compramos una golosina para los niños y luego ellos  ya no quieren consumir la machica, el arroz de cebada. Debemos exigir a los niños y dar de comer alimentos nutritivos, si quiera con lo que tenemos ahorita. En esta temporada hemos escuchado enfermedades que viene por la mala alimentación como la diabetes, antes un indígena no se enfermaba, se comía colada de quinua, arroz de cebada, machica, aunque dos veces al día podíamos comer y no nos moríamos del hambre”, señaló mientras daba alfalfa a sus vacas.

“Antes comíamos arroz de cebada, machica, harina de haba, harina de maíz, había niños buenos, inteligentes. Ahora solo comemos arroz, fideo, niños y adultos estamos decaídos, la carnecita comemos a veces, cuando Diosito da, si no tenemos no comemos. Hay ocasiones que matamos un cuysito o una gallina en el campo”, explicó Mariana Ruiz, que vive en la comunidad de Shobol Llinllín.

Para el sociólogo Jonathan Copa, la desnutrición crónica en Chimborazo se debe a  la exclusión racial que todavía existe y por el nivel socioeconómico vulnerable que viven las familias en el campo: “son poblaciones que tratan de sobrevivir de alguna manera, los  programas de alimentación  deben estar dirigidos también  a adolescentes, ya que muchas veces los padres no pasan en los hogares sino en el trabajo del campo, y son los hijos mayores que están al cuidado de los menores”, puntualizó.

Varias etapas en la desnutrición 

La desnutrición infantil tiene tres etapas: desnutrición aguda grave, aguda moderada y desnutrición crónica, que es la que más se registra en la provincia de Chimborazo. El retraso en el crecimiento es evidente, muchos niños no tienen la talla que corresponde a su edad debido a la carencia de nutrientes en esta etapa y el infante se ve afectado con retraso mental y físico. 

La alimentación escolar, que se repartía gratuitamente, incluía una bebida, un paquete de galletas o una barra de cereal y era un aporte muy importante para las familias de estos sectores vulnerables. Sin embargo, en el mes de noviembre del 2021, en el sur de Riobamba se encontraron embodegadas   un millón de unidades de galletas y 400 mil paquetes de leche caducada, productos que fueron elaborados en el 2016 y caducaron en el 2017. Nunca llegaron a la población.

 “Además de significar un perjuicio para el Estado, que se estima en casi dos millones y medio de dólares, este hallazgo es una grave afectación para la nutrición de niños y jóvenes del sistema nacional de educación, manifestó la directora ejecutiva de Arcsa, Ana Karina Ramírez en los medios de comunicación.

“Una negligencia de parte del proveedor que desperdició todos esos productos que debían entregarse en el Distrito de Educación. Estos productos hallados en mal estado estaban destinados para el desayuno en escuelas rurales y urbanas de la provincia,” dice la autoridad educativa. Sobre este tema, la Fiscalía realiza una investigación.

Se aperturaron las clases presenciales y Joan, de 7 años, debe migrar a Riobamba para regresar a su escuela. Estaba triste porque era el primer día de clases y no le habían dado el desayuno escolar. El pequeño junto a su madre, debido a la pandemia, se mudaron a la comunidad de Columbe donde vivían con sus abuelitos, pero hoy retornaron a la ciudad. En el patio de la pequeña vivienda que alquilan, hay botellas viejas, una escalera, una planta y varios objetos en deterioro. El niño sentado en un banco va cantando mientras revisa su tarea “salen los niños alegres de la escuela, canciones tiernas que alegría tiene el hondo, un silencio hecho pedazos “, luego de unos minutos se oye desde la cocina “Joan ven”, es su mamá le está llamando a comer. En la cocina había una pequeña mesa donde estaba servido un plato de sopa de fideo con papas y lenteja, acompañado de una porción de habas. Luego de almorzar, el infante comienza a relatar su vida: “en el campo yo sé trabajar sembrando cebolla, tomate y pelando el monte”, así es la vida, dijo, además manifestó que su comida favorita es  papas fritas con pollo asado y que también le gusta las frutas pero que come muy poco debido a que no tiene en su hogar. A esto su madre Patricia, respondió, “no hay mucho dinero para darle una comida adecuada, está cara la vida”. El niño continuó: “a veces me siento cansado y no tengo ánimos de hacer la tarea ni jugar, creo que sé estar enfermo, el doctor sabe decir que no coma comida chatarra” añadió el pequeño. 

Rosa Barrera, educadora del Centro de Desarrollo infantil precisó: “nosotros nos damos cuenta cuando los niños están en desnutrición, los infantes empiezan a cansarse cuando realizamos algunos juegos, se agotan, tienen mucho sueño y cansancio, se alejan de los otros niños”. La maestra contó que “hay niños que se ponen irritados, lloran en exceso y prestan poca atención, todos estos síntomas en ocasiones los padres desconocen que son alerta de una desnutrición”.

Una de las propuestas del gobierno de Guillermo Laso fue luchar contra la desnutrición crónica infantil en el país. Ecuador Crece sin Desnutrición es un plan integral e intersectorial que tiene 28 proyectos, el cual se desarrollará en tres fases durante los próximos cinco años, “el propósito del plan es reducir en seis puntos porcentuales la desnutrición crónica hasta el año 2025”, manifestó Erwin Ronquillo, secretario técnico de Ecuador Crece sin Desnutrición.

Dentro de este plan se encuentra el proyecto de carácter emergente “Infancia con futuro” diseñado para frenar la desnutrición. Desde diciembre del 2021 se lanzó el proyecto piloto, priorizando los sectores de Guamote, Palmira y Cebadas. Uno de los ejes del Plan Integral es la creación de un fondo de sostenibilidad exclusivamente para el combate de la desnutrición infantil en las próximas generaciones. Actualmente se encuentran desarrollando mesas técnicas intersectoriales en los 90 cantones priorizados en el país.

El programa incluye al Ministerio de Salud, al Ministerio de Inclusión Económica y Social, al Ministerio de Educación, al Registro Civil y al Registro Social. Por medio del trabajo que realiza cada ministerio se podrá hacer un seguimiento de cerca, tanto a madres en periodo de gestación, como a los niños que tengan desnutrición crónica. En el Presupuesto General del Estado para este año se asignaron 330 millones para todas las actividades para el combate a la desnutrición.

Dentro de la Secretaría Técnica de Ecuador Crece sin Desnutrición también están las prestaciones del paquete básico priorizado, se trata de un conjunto bienes y servicios que el Estado debe garantizar tanto a la madre embarazada como al niño en sus primeros mil días de vida.

Este paquete consta de: controles prenatales de la madre, la entrega de nutrientes, hierro, ácido fólico, vitaminas a mujeres embarazadas y una vez que el niño nace, la vacunación pediátrica, programas de protección social. como el programa creciendo con nuestros hijos de parte del MIES y campañas de educomunicación.   

Rocío Rojas, directora del MIES en Chimborazo, indicó que el personal del Ministerio se traslada a las comunidades rurales con el fin de llegar a las personas afectadas. Además, señaló que se está realizando un trabajo coordinado interinstitucional de mayor inversión social y que por parte del Gobierno se emitirá un bono de los mil días, que está designado para el desarrollo del niño desde su gestación.

Sobre este apoyo, Ronquillo dijo que “conjuntamente con el Ministerio de Economía y Finanzas y la Presidencia de la República, estamos trabajando en el diseño de un bono que va ir destinado al apoyo nutricional de aquellas familias en mayor estado de vulnerabilidad y pobreza”. Cuando lo tengamos listo y aprobado lo daremos a conocer, añadió.

 La mala alimentación de una madre embarazada incluso puede alterar el ADN de un bebé, según revelaron estudios realizados por científicos del King College y la Universidad de Bristol, del Reino Unido. Esto se debe a una dieta alta en grasa y azúcar durante la gestación. 

La nutricionista Monserrath Barahona recomienda a las mujeres gestantes consumir alimentación rica en carbohidratos, proteínas, grasas leguminosas, frutas y verduras, las dos últimas mencionadas dotan bastantes nutrientes y minerales. Las mujeres embarazadas que viven en el campo muchas veces consumen carbohidratos en gran cantidad, como el arroz y porotos (fréjol). Se alimentan de esta manera para tener energías para las actividades del campo ya que muchas veces ellas trabajan en estado de gestación, añadió.

El trabajo que realiza el Ministerio de Salud Pública, como parte del proyecto que está en curso, incluye la atención en salud y los insumos que necesitan los niños. Entre ellos, están las dosis de chispas de hierro para los infantes, aseveró Andrea Gonzáles Coordinadora Zonal 3 de salud.

Daniela León, nutricionista zonal del proyecto Ecuador libre de desnutrición, afirmó que la articulación intersectorial es importante, porque además de todas las actividades del Ministerio de Salud Pública, es oportuno que los organismos competentes hagan estrategias de economía popular y solidaria, para que se pueda fortalecer el trabajo de los campesinos, agricultores y ganaderos y se pueda garantizar el proyecto de Gobierno y de esta manera disminuir la desnutrición crónica infantil.

Para obtener nuevos datos, los brigadistas de la Secretaría Técnica de Ecuador Crece sin Desnutrición se encuentran visitando el territorio. “A escala rural hay muchos niños y madres gestantes que no visitan los ministerios debido a su cultura y estilo de vida, entonces estas cifras no forman parte de las estadísticas”, indicó Daisy Cabrera delegada del programa Ecuador Crece sin Desnutrición, “El cantón Guano lamentablemente se encuentra en el tercer puesto de desnutrición crónica infantil en la provincia de Chimborazo, pero estamos emprendiendo acciones, hemos articulado con cada una de las familias que se encuentra dentro del proyecto”, acotó.

Según el sociólogo Copa, “debido al tiempo, la gente del campo solo acude a un doctor o un centro de salud cuando el infante está totalmente grave”, y sostiene que muchas veces en el campo se sigue consumiendo productos propios como las habas, arroz de cebada, de manera tradicional, pero muchas veces la gente de la ciudad observa que en estos sectores puede tener lucro y llega con panaderías o tiendas, de esta manera reemplazan los productos tradicionales incluso por comida chatarra”. Puede haber políticas o proyectos bien estudiados o diseñados, pero en el proceso de aplicación muchas veces faltan los recursos o no llegan a tiempo, agregó.

Iker, Gael, Sarita y Romina no son conscientes que su vida está en riesgo, pues a pesar de las promesas que siempre llegan en campaña electoral, es muy probable que la desnutrición que hoy padecen no les permita llevar una vida como la de otros niños de su edad, para los que la palabra desnutrición solo existe en el diccionario. 

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