Editorial

El paradigma ambiental

Ph.D. Silvio Álvarez Luna. Docente-Investigador

(O) Cuando se hace referencia al paradigma ambiental
(Esquivel, 2014), se habla de un estilo de pensamiento teórico multidisciplinario que estudia los problemas sociales, económicos y políticos desde un enfoque ecológico.
De esta manera, podemos asimilar la ecología como una ciencia natural que estudia las distintas interacciones que pueden existir entre los seres vivos con su medio ambiente orgánico e inorgánico, así como una ciencia social que estudia las distintas manifestaciones de la problemática ambiental en lasociología, la política y el derecho. Así, el paradigma ambiental no se limita a la observación de la naturaleza o al estudio de la abundancia y distribución de los organismos, ni tampoco de los distintos ciclos biogeoquímicos o las “cadenas alimenticias”, sino que, convertido en una “corriente de pensamiento científico y humanístico”, llega a formular algunos planteamientos como el estudio de los principales problemas de contaminación ambiental (la destrucción de la capa de ozono, el calentamiento global, la lluvia ácida, el aumento del nivel del mar, la pérdida de los glaciares, la contaminación ambiental) y cuestiona, en el ámbito sociopolítico, el poder económico de la empresa o propone la sustentabilidad del crecimiento macroeconómico, analiza los “movimientos verdes” de los países del norte y del sur, o estudia los cambios en el ordenamiento jurídico estatal.
La Constitución de la República del Ecuador (Constituyente, 2008), en el numeral 27 del artículo 66, en su capítulo sobre el Buen Vivir, detalla que reconoce y garantiza a las personas a vivir en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado, libre de contaminación y en armonía con la naturaleza.
El conocimiento del paradigma ambiental es un proceso de concientización del hombre con la naturaleza que permite adoptar una forma de pensar, asimilar, criticar o proponer la posición de la sociedad frente a su ambiente, y tener una actitud
personal ante el mundo.

Sólo después de que el último árbol sea cortado.
Sólo después de que el último río sea envenenado.
Sólo después de que el último pez sea apresado.
Sólo entonces sabrás que el dinero no se puede comer.
PROFECÍA INDIA.

 


El sentido común…

(O) El país necesitaba una pausa y un cambio de rumbo, en medio de un tiempo intenso de política que terminó en peleas familiares por una postura política, el inicio de un nuevo régimen con el nuevo mandatario como Lenin Moreno permitió aquello.
Y claro saludable pensar en el diálogo y la reconciliación, en volver los ojos a lo necesario encontrar un consenso sobre los problemas que afectan al país y que por cierto son muchos, han pasado ya varias semanas y se siente la necesidad de ir más allá del concepto de unidad y marcar decisiones para que de verdad las cosas sean diferentes.
No podemos esperar a que todos compartan la idea de dialogar y comprender, para muchos – lamentablemente – no existe sino una visión marcada por lo que diga y piense el ex mandatario Rafael Correa, ¡pedir que cambien es imposible! ¡Debemos seguir y actuar!
Cada vez se confirma que la sociedad global no necesariamente debe estar marcada por ideologías y colores, sino por espacios lógicos de gestión administrativa, que rojos y negros, derechas e izquierdas, verdes y azules, pelucones y guacharnacos deben tener acuerdos mínimos en temas que nos afectan: salud y educación pública, generación de empleo y apoyo al turismo por citar solo cuatro temas.
Varios países mostraron que, desde la mesa donde se sentaron los contrincantes y diferentes, se escribió una historia distinta de rumbo que beneficia a todos, no podemos pensar que la deuda es el camino, cuando la productividad en el campo es necesaria, tampoco creer que por mandato lograremos las obras públicas que necesitamos, es tiempo de superar el discurso de unidad y de verdad propiciar cambios.
Tener a un vicepresidente en la cárcel, un partido oficialista dividido, ministros del régimen que se cuestiona en funciones, verificar más de una obra llena de cuestionamientos y corrupción, escuchar que expulsen del partido que gobierna al presidente en funciones, no solo debe darnos vergüenza, sino permitir entender que es momento de un cambio donde también actúe el sentido común, ese que lamentablemente no lo ocupamos como deberíamos.

 


AP entre dimes y diretes

(o) El discurso del presidente Lenin Moreno sobre la “unidad” el momento de asumir su mandato, llegó a varios sectores y espacios, menos al interior de su movimiento, paradójicamente en Alianza País, (AP) que respaldó su candidatura lo que menos existe es unidad.

Con dos bloques claramente definidos, la sombra del ex presidente Rafael Correa, permite diferenciar a sus aliados incondicionales de los que ven en Moreno al mandatario que deben apoyar.
Los “dimes” y “diretes” han estado todo el tiempo y no pudieron “lavar los trapos sucios en casa”, en la actualidad los distanciamientos son marcados y es más claro ver rostros visibles en cada bloque y más allá de la vergüenza que debe tener el país sobre los escandalosos temas de corrupción, que tienen a su Vicepresidente en la cárcel, se muestra ahora una división en el partido que lo gobernó desde hace más de una década, con resultados insospechados.
Para algunos expertos consultados por el Diario de Riobamba, la división es un hecho y tiene las de ganar el presidente Moreno, por el simple hecho de tener el poder “guste o no les guste a los correistas”, dice uno de ellos.
La presión, que parecería llega incluso desde Bélgica, desató en una expulsión del Presidente Lenin Moreno como líder nacional de AP, por dirigentes nacionales encabezados por Gabriela Rivadeneira y Ricardo Patiño, ante lo cual, sin perder tiempo, desde el Gobierno, se procedió a las acciones legales de amparo y parecería, hasta el cierre de esta edición, que quienes tomaron esa decisión tienen los días contados como militantes del partido oficialista.
Pero como esto es política, nada raro sería pensar que Patiño, Rivadeneira, Solís y compañía quieran eso, para marcar diferencia y trabajar por la candidatura de Rafael Correa con el propósito que vuelva a sentarse en el sillón de Carondelet, el tiempo lo dirá.

 


¿Perdimos la guerra contra la telebasura?

(o) Pregúntale a un actor de teatro o a un músico sinfónico o a un escritor de novelas. Cualquiera de ellos te responderá igual: lo más difícil para el creador o para el actor cultural es conseguir audiencias. Y, luego, que esas audiencias te sigan y te sean fieles. Y, después, intentar que tu vocación y tú pasión por el arte te permita vivir. O sobrevivir. Mientras tanto, en el Ecuador reina la telebasura.

Y resulta extraño que la Superintendencia de Comunicación (Supercom) o el Consejo de Regulación de la Comunicación (Cordicom), que dicen llevar la bandera de la dignidad de los contenidos, no hayan hecho nada o hayan hecho poco en contra de la telebasura.
Los dos organismos (¿quién más?), en representación de los ciudadanos y de quienes nos consideramos afectados por ese tipo de programas burdos y frívolos, deberían combatir y regular la telebasura sancionar y controlar los programas que bajo la etiqueta de cómicos denigran a las personas, a las etnias, a los grupos sociales, a los pobres, a las mujeres…
Por el impacto que logran en nuestros cerebros, debido a una pésima formación intelectual y conceptual de la educación formal en el Ecuador, son espacios con alto rating que dejan ingentes ganancias a los canales que los producen y los pasan.
Cuando la Asamblea Nacional aprobó la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) hace cuatro años, en mayo de 2013, se suponía que se iniciaba un cambio profundo y radical en los contenidos mediáticos, pero todavía, 48 meses después, no se hace nada.

Alain Tourane sostiene que “lo que está en juego en nuestra sociedad es defender y hacer crecer la libertad creadora de los sujetos contra las olas de violencia, imprevisibilidad y arbitrariedad que ocupan cada vez más el espacio social y que han logrado consolidarse en la televisión y en las redes sociales“.

Mientras eso ocurre en la televisión privada y gubernamental ecuatoriana (y en los medios radiales e impresos también, a su manera chabacana y morbosa), la sociedad se va degenerando, va perdiendo el rumbo, se va quedando sin ideas para la reflexión sobre lo que realmente importa (la política y la economía en función de la gente).

Esa mezcla de televisión con internet mal usado lo frivoliza todo, lo faranduliza todo, lo estigmatiza todo.
Y así es cómo millones de personas (adultos, jóvenes, niños y tú y yo) nos convertimos en analfabetos funcionales y vamos perdiendo lo esencial para nuestras vidas: la sensibilidad social y la capacidad de tomar decisiones razonadas.

Rubén Darío Buitrón
Periodista
rubendariobuitron94@gmail.com

 

 


Reelección indefinida = muerte de una democracia

(o) La Historia nos enseña que en América fueron Carlos Menen en Argentina, Alberto Fujimori en Perú, Hugo Chávez en Venezuela, Porfirio Díaz que gobernó México desde 1877 hasta 1911 entre otros, los personajes que se enamoraron del poder y que cambiando las Constituciones en sus países pretendieron perpetuarse en el poder.

¿Será beneficioso para una democracia que el gobernante de turno pretenda perpetuarse en el poder? ¿Será ético que muchos mandatarios en el claro propósito de lograr su delirio por mantener el poder, cambien las reglas del juego que están determinadas en la Constitución pretendiendo su reelección?

Un ejemplo muy claro de aquello lo tuvimos en la Presidencia de Porfirio Díaz en México, quien luego de gobernar por más de 30 años al Estado Mexicano, generó una de las más traumáticas experiencias para dicho pueblo, tanto es así que hoy por hoy hablar de relección indefinida en ese Estado es un verdadero despropósito.
Sin embargo de aquello en la región es preciso recordar que varios gobernantes han pretendido reelección indefinida, por ejemplo en el hermano país de Colombia, Álvaro Uribe pretendió reformar la Constitución para buscar su reelección presidencial, pero la Corte Constitucional Colombiana de plano le negó tal pretensión por cuanto a criterio de este organismo la Reelección implica la transformación esencial de la estructura del Estado y si aquello sucede se alteraría profundamente la identidad de la Constitución Colombiana, circunstancia que solo se podría lograr a través de Asamblea Constituyente, en tal razón en el país del norte esta iniciativa fracasó.

En el Ecuador sucedió todo lo contrario, el 25 de junio del año 2014 el bloque oficialista compuesto por casi 100 asambleístas presentó un paquete de reformas a la Carta de la República, y entre una de esas iniciativas de reforma precisamente estaba la reelección sin límites, ante lo cual la Corte Constitucional Ecuatoriana sorpresivamente RESOLVIÓ que el mecanismo para tramitar las reformas sería LA ENMIENDA, en tal razón su dictamen permitió CARTA ABIERTA PARA LA REELECCIÓN SIN LIMITES.

Esta decisión de la Corte Constitucional del Ecuador generó un acalorado debate, los oficialistas han argumentado que es necesario la reelección sin límites para radicalizar los proyectos inconclusos y todos los significativos avances que ha ejecutado el Gobierno, pues a su criterio una década frente al poder resulta insuficiente para plasmar sus objetivos , además de lo expuesto han sostenido tener el aval por cuanto en las urnas el pueblo les ha entregado toda la legitimidad para gobernar y por ende para buscar esa permanencia indefinida en el poder; en tanto que quienes se oponen a esa posibilidad han entregado argumentos tales como el hecho de que la permanencia indefinida de un Gobernante rompe los cimientos del edificio constitucional por cuanto el sistema democrático entraría en coma, además de eso el Estado de Derecho , los derechos propiamente dichos y las garantías constitucionales quedarían anulados y lo que es más el oficialismo alcanzaría hegemonía política y por ende la perpetuación en el poder.
Todos somos necesarios en la vida, más nadie es imprescindible, no es saludable para una democracia la reelección sin límites, pues el verdadero sustento de la democracia está en la alternancia.

 

José Luis Díaz Vallejo
Abogado
joseluis0380@gmail.com