Por: Diego Moncayo Amores*
Durante estas semanas previas a las elecciones, los políticos se centran en quién tiene más seguidores, fans, me gusta, reacciones, etc, pero pasadas las elecciones, muchos candidatos(que incluso nunca usaron antes ni tik tok, por ejemplo), olvidan sus cuentas y también a sus electores. El grave error es usar las redes sociales simplemente por campaña, unos cuantos días cada cuatro años, tal cual lo hacen con los ciudadanos.
Varios politólogos analizan el desenvolvimiento de los candidatos en los procesos electorales, sus conclusiones coinciden en señalar que, “Si en las campañas tradicionales o presenciales el político buscaba la vinculación o el contacto personal, en los espacios públicos, como hombre público, es decir, en calles, plazas, mercados, o mítines, en las campañas digitales el político trata de establecer vínculos en redes sociales, con un cierto compromiso personal y social (personal and social engagement) que capta y captura la identidad del elector, y que puede ser nombrado como: fandom. Se trata de un fenómeno similar a un “club de fans” (o seguidores invisibles) al que se tiene presente como colectivo activo en la comunicación política, que trasciende al candidato y puede convertirse en una movilización colectiva o reforzar la vinculación o la participación ciudadana. El mayor valor de este colectivo está en la lealtad generada, que suele concluir en un voto favorable, o dicho de otro modo, comunicación y poder se unen . Este modelo comunicativo no solo envía mensajes al electorado, sino que sobre todo, construye su propia identidad digital que es la que perciben los ciudadanos”.
Se ha llegado a un punto en el que el entretenimiento y la política- espectáculo están cada vez más unidos. Piénsese en el término Politainment que surge precisamente de la unión de la Política y el entretenimiento, en inglés (Politics and Entertainment), o la visión sobre la espectacularización de la comunicación política (Mazzoleni, 2004) que acaba construyendo una identidad política y digital.(María Gómez y Patiño -Universidad de Zaragoza, España)
La imagen de un candidato puede hacer que gane las elecciones. Lo cierto es que el espacio digital (en sus diferentes formas: redes sociales o social media) es hoy una parte de la agenda política de cualquier candidato, que se incorpora con distinta intensidad a las agendas periodísticas (con diferente impacto y efecto en los destinatarios). Es por tanto en este escenario digital en el que ha de contemplarse la imagen personal de un candidato (personal branding), para lo que conviene entender cómo se construye.
En política, y más concretamente en campaña electoral, hay dos cosas que resultan cruciales: la primera es la imagen proyectada, y la segunda es la coherencia, o el cumplimiento de las promesas realizadas.
Pero, ¿cómo y qué valoramos los ciudadanos de todo este montaje electoral trasladado a las redes sociales? Aquí algunos puntos de referencia para iniciar la evaluación de la gran cantidad de postulantes:
- Honestidad (transparencia, pasado judicial, desempeño público y/o privado)
- Credibilidad(cumple lo que dice, no miente, etc)
- Experiencia(preparación y desempeño personal y profesional público y/o privado)
- Comunicación(lenguaje verbal y no verbal)
- Liderazgo
- Atractivo físico
No hay que olvidar que el tiempo corre para quienes aspiran a contar con el voto de los chimboracenses, de sus cantones y parroquias.. Efusivos discursos, promesas de cambio, ataques a contendores, descrédito de quienes ejercieron las funciones, son entre otros, los “argumentos” que acompañados de canciones y eslóganes nos presentan, quienes buscan captar el favor popular. Para evaluar lo que los candidatos nos presentan, hay que estar claros quiénes son, qué ofrecen y cuáles son sus posibles funciones
Sin duda, hay y habrá quienes siguen con las trilladas respuestas: quiero servir a mis conciudadanos, el pueblo me lo ha pedido, tengo la experiencia, soy el nuevo, etc, etc, etc.
Que no ocurra como decía el político ruso Nikita Jruschov (1894-1971), que: “Los políticos son siempre lo mismo. Prometen construir un puente aunque no haya río”.
Pulso Político Chimborazo
