Las mujeres rurales, una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.
Ana María Guacho, es una mujer rural chimboracense, ha visto como la mujer ha sido menospreciada. Ella comenta que “a las mujeres no nos valoraban, decían que somos débiles, que no sabemos. Pero con la lucha permanente de las mujeres se ha logrado, por ejemplo, la ley de la equidad de género.
Sus iniciativas por lograr igualdad de condiciones para todos los indígenas, la llevaron a luchar por el reconocimiento de los pueblos indígenas, salarios justos, la educación para los pueblos indígenas, y; sobre todo, para las mujeres, ya que, aunque sí estudiaban los varones, las mujeres sólo se dedicaban a cuidar y alimentar a los animales. Y muchos otros temas que la han convertido en un referente de la ciudad y del Ecuador.
El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebró el 15 de octubre de 2008. Fue establecido por la Asamblea General en su resolución 62/136, de fecha 18 de diciembre de 2007.
En ella reconoce «la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural».
Por ello, la resolución insta a los Estados Miembros, en colaboración con las organizaciones de Naciones Unidas y la sociedad civil, a implementar medidas que puedan mejorar la vida de las mujeres rurales, incluidas las de las comunidades indígenas y aquellas con discapacidad.