“Para quienes nacimos en la Sultana de los Andes, el Chimborazo nos resulta tan natural y familiar como la ciudad misma. Para nosotros siempre estuvo allí; silente, grandioso imponente.
Es parte de nuestro entorno, de nuestra vida. Mudo testigo de la cotidianidad citadina, como un padre tutelar y venerable. A fuerza de contemplarlo todos los días ya no nos causa asombro su colosal presencia……….”
La hermosa fotografía tomada por los años 30, nos muestra en primer plano la antigua casa solariega del Dr. Tobías Cárdenas. Señorial edificación construida en la fabulosa década de 1920. Fue en su momento una de las mansiones más elegantes de la ciudad.
En esta casa funcionó durante muchos años el “Ateneo del Chimborazo” uno de cuyos presidentes fue precisamente el Dr. Cárdenas, también albergó durante un buen tiempo al Museo Córdova-Román.
La mansión tenía en sus inicios un amplio retiro en su parte frontal, un exuberante vergel con gran variedad de plantas, árboles exóticos, esculturas de ciprés y en el medio crecía, como se observa en la foto, una hermosa palma chilena.
Lastimosamente este jardín desapareció, pero se mantiene como testimonio de su antiguo esplendor la palma chilena que hoy, convertida en imponente árbol de más de 20 metros de altura, con un gigantesco y erguido tronco adorna la entrada del recuperado inmueble transformado actualmente en elegante restaurante Esta palmera debería ser catalogada como patrimonio vivo de la ciudad.
FOTOGRAFIA: Archivo de la Biblioteca Aurelio Espinoza Pólit.