Se me han ido las lágrimas al ver videos y fotografías de un homenaje que cumplió la Policía Nacional en los principales hospitales de la ciudad, de hecho, mientras redactaba esta crónica, volvían a humedecerse los ojos, porque al final somos seres humanos que vivimos entre emociones y miedos, ahora más que ayer por culpa de un virus.
No empezaba el toque de queda, las sirenas y luces de las balizas, llamaron la atención del personal de salud y de vecinos, motocicletas y patrulleros eran parte del inicio de esta gestión protocolaria, se detuvieron los carros y los policías se formaron para aplaudir a los médicos, enfermeras, técnicos de salud, personal administrativo y logístico.
“Gracias personal de la salud La Policía Nacional del Ecuador les saluda mientras ustedes trabajan en sus unidades médicas, nosotros resguardamos la integridad de todos, juntos lo lograremos” decía una grabación emotiva.
Unos con uniformes oscuros y reflectivos, frente a ellos, otros con ropa clara e impecable, ambos con protecciones sobre la boca, fueron miradas las que confirmaban que había una sonrisa, muchos ojos se humedecían – como la del suscrito – otro día más de batalla y al fin hubo una pausa.
Las sirenas sonaban y era “música de dioses” eran Bethoven, Sabina, Melendi, Chopán, Bocelli, Bosé, José José, Pink Floyd, Los Beatles, por que llegaba en un momento complejo, el más fuerte para muchos; pero todos hicieron de ese sonido estridente una verdadera sinfonía que te impulsaba a seguir.
Hubo oficiales y médicos experimentados; estaban también los jóvenes con muchas ilusiones detrás de su ropa y responsabilidades; hombres, mujeres, señoras y profesionales solteras y solteros, altos y pequeños, grababan en sus celulares, pero todos mostraron un corazón enorme.
Y es que mientras tratas de entender a los que insisten en salir a las calles, porque para ellos es morir en casa o sobre una vereda, te das cuenta que esto no es Greys Anatomy y médicos con sus enfermeras e internos, están en primera línea en esta guerra sin armas sino con mascarillas.
Las trincheras no están entre palos, municiones y costales de arena, acá las representan Unidades de Cuidados Intensivos, tanto como los laboratorios, son las UPC y los cuarteles y los mismos hogares donde están esposas y esposos desesperados, engañando a hijas, hijos y familiares para convencerse que “todo estará bien” y que “papi” o “mami”, pronto estarán de vuelta…. mamás que no se cansan de dar bendiciones al aire con la mirada en su Dios que está en el cielo.
En este gesto se dieron cuenta que les une el mismo objetivo salvar vidas, los unos dentro de los hospitales y los otros en las calles, ¿incomprendidos? ambos en medio de una sociedad intolerante y poco disciplinada.
Dicosavi empresa riobambeña, entregará ayudas permanentes a estos seres humanos excepcionales y confirmas que esto es de iniciativas y gestión, de no quedarte estático, sino que debes actuar y pensar, porque cada día ellos vuelven a renacer y han sido semanas donde las «horas de sueño» solo se cuentan en minutos….
Cuando parecía que las palabras solo eran de los uniformados, los médicos decidieron hablar su pedido fue simple y práctico “Ayúdanos a ayudarte #QuedateenCasa” y aplaudieron más manos, las mismas que debían volver a la tarea…. los abrazos deben esperar, todos al final se pusieron el mismo uniforme de ecuatorianos, de esos que tienen un corazón ¡GIGANTE!