El dolor, la negligencia y esperanza…

Actualidad

By. Marcelo Jijón Paredes cronista & editor

Estaba lista la crónica para este domingo, pero vale la pena cambiar de tema si he podido ver de cerca el dolor – entre lágrimas y relatos – de familias agrupadas en la Asociación de Familiares Desaparecidos del Ecuador (ASFADEC) que se reunieron este fin de semana en Riobamba.

Parecía una cobertura más de una rueda de prensa y terminó siendo un proceso doloroso de ver las injusticias de este país que gasta millones en el fútbol, promoción de servicios públicos, conciertos de artistas de moda, pero no puede diferenciar la pérdida de un televisor con el de un ser humando y cumplir una Ley de Desaparecidos aprobada por unanimidad, pero envuelta de indiferencia.

Toda mi agenda de domingo se movió y valió ese tiempo compartido para volver a casa pensándola gratitud que debo tener al no pasar por ese calvario que significa que de un momento a otro tu vida cambie y alguien, a quien quieres, haya salido un día como parte de su cotidianidad y nunca más volvió.

Y los lapsos son variados está la historia María José Morillo que no cumple un año de su desaparición y muerte no esclarecida en la Escuela de Selva de la Brigada Napo mientras hacía unas prácticas para su ascenso a teniente, su madre Katiuska Cando pide la verdad.

María Eugenia Basantes busca a su hijo que tenía dos años y medio cuando desapareció en el sector del Terminal del Cumandá en Quito, de esto ha pasado 27 años y sus lágrimas aún no han terminado mientras me cuenta eso, solloza y sus mejillas están absolutamente mojadas.

Vinculas el tema de los “desaparecidos” siempre a los Hermanos Restrepo por lo mediático del caso y la lucha de sus familiares, pero los desaparecidos en Ecuador no empiezan ni terminan allí, están historias que de a poco se visibilizan desde estos espacios y otros tantos que solo lo saben las familias entre un silencio que se respeta.

Mientras abren su corazón el mío hace lo propio y confirmo que soy un periodista viejo, que tengo que tragar saliva para no desmoronarme, lo que antes era parte de un trabajo hoy lo miro con más sensibilidad que dan los años y el sentido común.

Pero la molestia es igual, la tensión en los hombros y cintura llega y es cuando pienso en el país indolente, de autoridades que en discursos dicen que se atiende a todos y nunca abren la ofician a ellos, por ejemplo, formados por instituciones uniformadas que tienen protocolos, “secretos de estado” y sigilos absurdos que tapan verdades.

Todos son diferentes, desde sus voces y acentos, hasta el color de su piel, es lo que somos como país, pero les une el dolor y una cadena de compañía entre ellos que alivia por momentos la desesperanza esa asociación es un bálsamo.

Están adultos mayores que no volvieron abrazar a hijos y nietos jóvenes profesionales con muchos sueños académicos y personales, procesos entre absurdas teorías como un suicidio con la mano izquierda cuando la víctima era diestro…

Hay sospechosos detrás de desaparecidos, hipótesis que no son lógicas, explicaciones que no convencen, procesos judiciales detenidos, más allá de la indolencia del Estado y sus organizaciones está el “corazón de madre” como señala Janera Constante, que sabe que su hija fue una víctima, en diciembre se cumplió 12 años de su desaparición…

Y en los medios de comunicación seguiremos escuchando el último noviazgo de Sabaté y algún milagro que hace Santa Sharon la Hechicera, pues siempre hay algo más importante que conocer, desde luego acá preferimos que la justicia la haga la Dra. Apolo y es mejor que la Fiscalía la Srta. Laura…..

Por eso decidí cambiar la crónica, para visibilizar otra vez estos temas que quedan entre el silencio cómplice y solo tiene momentos con fotos de políticos corruptos que se aprovechan del dolor y dan abrazos que dan asco.

Y todos callan….. y siguen callados…. y desde sus bocas no sale palabra….

Pero en ellos en cambio el silencio no es válido lo gritan al volver a juntarse para termina el encuentro y dicen:

“Por todas y por todos seguiremos luchando”

“Que responda el gobierno y la policía”

Retumba en un salón y en mi alma, me entregan una revista de la organización agradezco y cuento mi decepción por lo que sus relatos me muestran… el reverso tiene un centenar de nombres y millones de lágrimas detrás sin duda alguna. En casa – con mi esposa delante – lloré conmovido por lo que viví y no me da vergüenza contarlo…

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