ESCÁNDALO EN RIOBAMBA: EL “TEATRO LEÓN” Y LA RUTA DEL EROTISMO

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Edwin Chávez Medina para El Diario de Riobamba

Cual ave Fénix el legendario “Teatro León” de Riobamba se levantó de sus ruinas y dentro de poco será reinaugurado y volverá por sus glorias y laureles como en sus mejores días de esplendor.

El “Teatro León” es parte trascendental en la Historia de Riobamba. Levantado hace cien años, su dueño el Dr. Carlos Arturo León, ofreció a la ciudad esta monumental construcción para que sirva de escenario para las más diversas manifestaciones culturales. Obras de teatro, ópera, danza clásica, juegos florales, conferencias, conciertos musicales, se representaron en este escenario durante largos años.

A partir de los años 40, el teatro empezó a proyectar películas y con el tiempo el teatro se transformó en la sala de cine más popular de la ciudad.En sus casi cien años de existencia este legendario escenario guarda miles de historias y anécdotas. Voy a referirme a un tema muy particular que es parte de la leyenda urbana de la Sultana.

El “destape” en Riobamba se inició en la sala de cine del Teatro León. Por los primeros años de la década de años 70 este cine fue el primero en proyectar “películas para adultos”, con el consabido escándalo de beatas y mentes pudibundas. Tildadas por la censura como “películas prohibidas”, la estrella de moda de estos films era una actriz argentina con cuerpo de pecado llamada Isabel Sarli.

Estas cintas eran de un erotismo “light” sin llegar nunca al desnudo total y mucho menos a la pornografía. Estas inocentes películas, que la censura las calificó como “prohibidas para menores de 21 años”, hoy bien podrían pasarse en la televisión en horario familiar y no escandalizaría a nadie.Este tímido comienzo fue consecuencia del radical cambio que se inició en el país a partir de los años 70.

El boom petrolero encaminó al país a la modernidad en forma vertiginosa. Los petrodólares fluyeron generosamente y trastocaron costumbres, modas y tradiciones. Lo sagrado se volvió profano y verdades inmutables empezaron a ser cuestionadas.La llegada de la televisión a la ciudad también influyó en este cambio. La brillante pantalla de la TV fue como una ventana que nos abrió al mundo y el planeta se transformó en una gran aldea.De aquel primer “destape” de la Sarli, dimos a continuación un salto gigantesco en materia erótica con un escándalo sin precedentes. Allá por el año de 1975, cuando la asistencia a los cines empezó a decaer por culpa de la televisión, el empresario riobambeño Alberto de Howitt, preocupado por la baja recaudación, se le ocurrió montar un espectáculo audaz y atrevido nunca antes visto en la ciudad. Nada más ni nada menos que un espectáculo de Strip-tease en vivo en el escenario del Teatro León. ¿Un desnudo total en vivo y en directo en la conservadora, conventual y santurrona ciudad? que locura.

El anuncio como era natural provocó un escándalo. Los curas y las beatas clamaron al cielo y anunciaron que el fin del mundo estaba cerca, las damas riobambeñas miraron con preocupación el anuncio y los caballeros esperaron con curiosidad y expectativa. El empresario anunció el espectáculo en la marquesina del teatro, pegó en el hall carteles con fotos de las “artistas” que respondían a nombres insinuantes y exóticos como: Venus, Scarlett, Cleopatra, Brigitt y encargó el marco musical a un conocido grupo de la ciudad. La presentación resultó un éxito formidable, los caballeros riobambeños abarrotaron las cuatro localidades del legendario teatro. Las primeras filas de la luneta baja estaban ocupadas por los viejitos jubilados que paraban en la esquina del Parque Sucre. Los palcos laterales por caballeros maduros y serios. La galería baja por hombres de toda condición y la galería alta estaba atiborrada por estudiantes de quinto y sexto curso del Colegio Maldonado que habían sobornado al portero para colarse en el interior.

Este sorprendente éxito del voluptuoso espectáculo, preocupó a las damas riobambeñas y muy especialmente a las profesoras del Colegio Maldonado a quienes había llegado la noticia de que una gran mayoría de espectadores eran sus alumnos que miraban casi sin pestañar el sensual evento. En defensa de la moral, las buenas costumbres y la salud mental de los jóvenes, una delegación de damas riobambeñas encabezadas por doña María Murgueytio de Guerrero, profesora del Maldonado, exigió al empresario Alberto de Howitt a cancelar el espectáculo cuando apenas se habían ofrecido dos días de exitosa presentación.

El descuido y deterioro material del histórico edificio fue seguido por el deterioro en la calidad de sus espectáculos. Los actos culturales, las obras de teatro, los conciertos, quedaron para el olvido. En sus agónicos años el viejo escenario se transformó en una suerte de “cine de tolerancia” en donde proyectaban, ciertos días de la semana, películas de alto contenido pornográfico. Los ocurridos riobambeños bautizaron a estas proyecciones como “los viernes culturales del Teatro León”.

FOTOGRAFÍA: El Teatro León bellamente renovado. Cortesía de Juan Ramón González.

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