Un incierto retorno para odontólogos en Ecuador

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El ex presidente de la Federación Odontológica Ecuatoriana, Dr. Gorki Espinoza,  ataca las medidas adoptadas por el gobierno que colocan a los odontólogos de su país en una peligrosa situación de incertidumbre a nivel sanitario, económico y jurídico.

«Se ha promocionado tanto que la odontología será la profesión más contagiante y contagiada, que ese miedo se transmite a los pacientes, quienes sienten temor de volver a su dentista«, dice el profesional.

El decreto ejecutivo del Gobierno y del Ministerio del Trabajo del Ecuador determina que “la enfermedad de Covid-19 NO constituye un accidente de trabajo ni es una enfermedad profesional” —a pesar de haber sido declarada como una pandemia por la OMS—, lo que constituye una interpretación egoísta y hasta inhumana, que desprotege a quienes en el ejercicio de sus funciones sanitarias se contagien.

Estas y otras medidas que afectan nuestro ejercicio profesional nos colocan a la cola de una nueva legislación económica y de salud con nuevos protocolos de atención. Y la actualización de la legislación laboral solo nos deja como beneficio para evitar el contagio “NO TRABAJAR”.

Las medidas anunciadas por el Gobierno y el Colegio de Odontólogos de Ecuador mediante las cuales parece que la actividad sanitaria privada en los consultorios y clínicas va a poder reanudarse de a poco, no tiene aún reglas claras, lo que obliga con urgencia a trabajar en planes bien trazados para el RETORNO.

Existe entre los odontólogos y en los colegios profesionales una situación de confusión, alarma y temor. Se ha promocionado tanto que la odontología será la profesión más contagiante y contagiada por las circunstancias propias de la actividad clínica, que ese miedo se transmite a los pacientes, quienes sienten temor de volver a su dentista con libertad, y piensan que las medidas adoptadas por los profesionales elevarán los costos de su atención.

Los profesionales sanitarios y los propios odontólogos públicos y privados aún no tienen las seguridades de rigor del momento, ni las garantías de seguridad laboral para sí mismos y su personal, como asistentes y laboratoristas. Y, peor aún, están expuestos a la inseguridad de enfrentar situaciones legales que podrían derivarse de cambios en la legislación al considerar posibles demandas por CONTAGIO dentro del ámbito odontológico.

La odontología ya tenía serios problemas ante el Código Orgánico Integral Penal dada su elevada responsabilidad en el ejercicio de la profesión. Ahora, al medir las consecuencias actuales y de un futuro inmediato y mediato incierto, es de suponer la trágica realidad que nos deja sin protección laboral y jurídica a la hora de ejercer libremente, pues la mayoría de consultorios y de odontólogos no tienen un seguro de responsabilidad civil profesional que proteja su actividad, la de sus colaboradores y la de su familia.

Entonces, ¿cómo hacer frente a este momento? ¿Las entidades aseguradoras cubrirán las demandas por contagios y los fallecimientos de pacientes por Covid-19 en sus centros sanitarios tras la reapertura? ¿Nos deja seguros económicamente el no considerar enfermedad profesional o accidente laboral el contagio con Covid-19?

Nos corresponde dar respuestas. Primero, garantizar nuestra propia seguridad con las medidas de protección sanitaria, ergonómicas y económicas. Depués, buscar y brindar protección por esta causa, saliendo en defensa del profesional. Y negociar con las entidades aseguradoras la cobertura de los profesionales de la odontología que se incorporarán a su trabajo.

No estamos dispuestos a situaciones de mendicidad, debemos aunar esfuerzos en el país para mejorar la comunicación, que ésta sea certera y entendible, y exigir respuestas claras de los gobiernos, de los políticos y de los gremios; capacitar a los profesionales con nuestros propios medios y estrategias, adaptar realidades de otros países y entregar pólizas que nos brinden protección suficiente, con plazos de compra blandos por ser la profesión más golpeada por la crisis; y nuestros gremio debe ayudar a garantizar la subsistencia de los profesionales de la odontología.

No podemos arriesgar un retorno incierto, necesitamos y exigimos seguridad, apoyo grupal, demostraciones, más unidad. Necesitamos menos silencio, necesitamos seguridad jurídica donde los profesionales sanitarios no hereden un peregrinaje judicial en desmedro de su prestigio y su futuro laboral y económico. ¡Necesitamos poder trabajar tranquilos!

Tomado de Dental Tribune

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