El color de la ciudad

Actualidad

Marcelo Jijón Paredes, cronista&editor

Las urbes lucen grises no solo por la falta de iluminación, muchas veces también por la indiferencia de su gente, otras, porque la modernidad nos tiene ciegos pues “miramos sin mirar”, nuestra vista solo está de frente, nunca a los costados y claro casi siempre sobre una pantalla del teléfono “inteligente” que en cambio mira al ser humano que se volvió “estúpido”.

En noviembre un grupo de artistas y promotores culturales, apoyados por el GADM Riobamba, la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo y otras empresas privadas, pusieron color a la ciudad y sus calles en un trabajo muralista que aún para muchos es desconocido y han pasado ¡más de sesenta días!

Bajo la denominación de NUMU, el Nuevo Mural quiere ser una propuesta andina de arte urbano donde se encuentren artistas sin necesidad de un idioma común, sino más bien entre afinidades de colores y andamios, bosquejos en papel y paredes viejas o nuevas.

Mientras uno nunca pudo hacer una carátula para el cuaderno de la escuela, tampoco el gráfico básico en el colegio, ni la tarea de dibujo técnico, por acá una generación de artistas comprometidos con la libertad, la paz y el arte, pueden llevar – a gran escala – un bosquejo que empieza en su mente y termina en un mural.

Layqa Nuna Yawar, es ecuatoriano radicado en Newark en Estados Unidos, su trabajo fue denominado #FuturologíaPuruhá es parte del edificio donde funciona la biblioteca de la ESPOCH el trabajo lo realizó a partir de investigar la cultura local y conocer el servicio del centro de estudios, en su obra está los estudiantes y su trascendencia, parte de la cultura Puruhá en una simbiosis llamativa que tiene como fondo el Chimborazo.

“Esta narrativa habla del pasado para imaginar el futuro, este mural no te dicta un hecho, solo te quiere preguntar a dónde vamos, de dónde venimos y en dónde estamos, ¿cuál será el futuro de los descendientes del pueblo Puruhá y cuando llegarán a la luna? ¿a qué lugar nos proyectamos en el futuro, desde este momento de crisis global? dijo el artista.

Oscar Medina y Jairo Mena son los entusiastas que reúnen a los mejores en el trabajo mural visual urbano para pintar el país, el proyecto empezó en Imbabura en 2017 para la edición en la Sultana de los Andes se inscribieron 300 aspirantes al final un selecto grupo estuvo en la ciudad donde todo empieza.

Uno de ellos es Jaime Villarroel a quien le gusta pensar que sobre una pared se puede pintar más allá de lo “ilegal o prohibido”, Enzo Panzeri de Argentina, valida la relación de ver otras perspectivas desde nuevos compañeros de ruta y arte, el español Pablo Astrain prefiere la calle a la galería, cruzo el océano y está feliz de dejar su obra en nuestro país.

Pedro Panichelli junto con su compañero Enzo registraron una de las tradiciones más bonitas de la ciudad los #DiablosdeHojalata seres especiales del #PasedelNiño que se extraña en las calles entre diciembre y enero, su registro es parte del orgullo de la identidad, muchos diablos bailaron delante de la obra pues era su inmortalidad desde el arte urbano.

Abdre Frakas de Brasil ha dejado en Riobamba el pescado más grande y colorido sobre la calle Chile detrás de la escuela Simón Bolívar y esas formas diferentes y relaciones de color nuevas son solo una muestra más que el mundo es distinto, no en blanco y negro sino con matices, la próxima vez que salgas a la calle toma una pausa y deléitate de este trabajo entre brochas, latas y tarros de pintura, más almas que dejaron una ruta de color y esperanza.

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