Antiguos comerciantes de Riobamba

Actualidad

Edwin Chávez Medina para El Diario de Riobamba

La ciudad despertó al siglo XX con grandes pretensiones de progreso y adelanto. Su estratégica ubicación geográfica y el arribo del Ferrocarril, estimuló la llegada a Riobamba de comerciantes y hombres de negocios especialmente guayaquileños y también de ciudadanos extranjeros que confiaron en las halagadoras perspectivas de desarrollo de la urbe. Naturalmente también hubo –no faltaba más- emprendedores ciudadanos riobambeños que invirtieron sus capitales en negocios de variada índole.
Iniciamos una serie de breves crónicas sobre los comerciantes que ejercieron su actividad en los albores del siglo pasado en la ciudad de Riobamba. Veamos:

SEGUNDO MARTÍNEZ DÁVALOS Y SU “AGENCIA DE NEGOCIOS

El riobambeño Segundo Martínez Dávalos (1883-1960) fue un exitoso hombre de negocios que incursionó en varios ámbitos. Sin embargo, su actividad más productiva fue su “Agencia de Negocios”, que también se anunciaba como “Oficina Comercial y de Préstamos” y estaba ubicada en un lugar céntrico de la ciudad.
La ausencia en Riobamba de bancos o entidades financieras, favoreció la aparición de este tipo de agencias en donde se hacían préstamos de dinero. Un anuncio de su negocio en un periódico local, decía lo siguiente: “Proporciono dinero a intereses sobre prendas de oro, hipotecas o pagarés”.

Segundo Martínez Dávalos también manejaba la pluma aceptablemente (era tío de la poetisa Luz Elisa Borja Martínez) y escribía artículos de carácter histórico y social que eran publicados en algunos medios impresos de la época.

EL ALMACEN “LA ENVIDIA” DE GERÓNIMO CRASTA

En el siglo pasado, existía en Riobamba una importante colonia de ciudadanos extranjeros que escogieron a Riobamba como su segunda Patria.

Gerónimo y Antonio Crasta fueron dos hermanos de ascendencia italiana que se instalaron en Riobamba a inicios del siglo anterior. Cada quien instaló sus propios y bien surtidos almacenes en la dinámica ciudad de entonces.

Gerónimo Crasta emplazó su bien abastecido almacén en el centro de la ciudad y lo bautizó con el sugestivo nombre de “La Envidia” y como bien dice el anuncio: «Vendía al por mayor y menor abarrotes, licores finos de toda clase, conservas, comestibles». Dice además poseer una Fábrica de Soda y también una Agencia Funeraria!!!……..Negocio redondo.

IMAGEN: Guía Comercial e Industrial del Ecuador, 1909.

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