Crónica: No hay resignación ante la muerte de una familia

Actualidad

«Todavía no puedo creer que mis hijas estén bajo estas carpas y en esos ataúdes. Queremos que nos ayuden, no tenemos recursos», entre lágrimas contó su tragedia, José Daquilema, padre, abuelo y suegro de los cinco fallecidos, quienes quedaron sepultados dentro de su vehículo, luego que abruptamente bajara un deslizamiento en el sector de Cotaló.

Los cinco féretros, los más baratos del mercado fúnebre, se encontraban dentro de una carpa de Gestión de Riesgos, en medio un polvoriento patio. Se evidenciaba la pobreza en la que viven los deudos, quienes no paraban de llorar la partida de sus amados.

Fuimos a la vivienda de los desafortunados ubicada en el barrio Lucerito, perteneciente a la parroquia Licán. Nos esperaba un pequeño perrito de nombre Oso. Mientras nos acercábamos, el can lloraba, como extrañando a sus amos a quienes nunca más volverá a mover su cola. En una ventana pudimos observar la imagen de una Vírgen y el niño Jesús. Sin duda eran muy devotos, es por eso que fueron hasta Baños a bendecir su auto, que por cierto, compraron con un préstamo en una cooperativa de ahorro y crédito. «No sabemos que va a pasar con las deudas», balbuseaba, José, mientras limpiaba sus lágrimas.

Una hoja de examen y varios cuadernos adornaban una desordenada mesa, al parecer, eran del niño de siete años. En una ventana, unos pequeños zapatos color rojo, en el piso de la sala zapatillas, en la cocina otra zapatilla, un pañal que sin duda eran de la niña de tres años. Al mirar aquello, y sentir la inmensa tristeza en el ambiente. Mi voz se quebraba al preguntar datos a los deudos para construir esta triste historia. Parecía escuchar las risas, los correteos de los pequeños. Todo estaba desordenado. Parecía que emprendieron su viaje sin retorno, al apuro.

La vivienda de unos 90 metros cuadrados, no tenía cristales en las ventanas. En el patio de tierra, yacía una bicicleta varada, en el piso, unas botas de trabajo de caucho blancas, que mostraban vidas truncadas. Recuerdos que se quedarán marcados en los deudos que serán muy difícil superar.

Darwin Altamirano – Diario Noticias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.