“Para escribir no hay inspiración sino trabajo”

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Sobre la escritura / Francisco «El Pájaro» Febres Cordero

Para llegar a la oficina del periodista y escritor Francisco “El Pájaro” Febres Cordero, recorres un mini laberinto: das algunos giros, tienes dudas, te mueves y detienes, como probablemente pasa en el ejercicio de escribir y sobre el que hablaríamos con alguien que a los seis años dedicó unos textos al torero Manolete y al Hermano Miguel su tocayo.

Esa evidencia lo había guardado su madre Piedad, el escrito para Manolete tuvo una coincidencia, su hermano Rafael nacía 28 de agosto de 1947 el día que moría el diestro español; “fueron estupideces” asegura, pero son las primeras letras en un registro que sumó muchas consonantes y vocales, tipiadas y tecleadas, en 40 años de hacer periodismo y esperemos muchos más de literatura, que es lo que hoy ocupa su tiempo.

Con la franqueza que da los años, reconoce que de adolescente odio a Cervantes y su famoso Quijote, tanto como a su hermano que le dio ese libro para que lo leyera. Según cuenta, la reconciliación con el escritor español fue después. En eso tiempos – en cambio – le marcó una pandilla de amigos denominado “Los Proscritos” que incluía el perro Jumble, parte de una colección de 20 libros de la escritora inglesa Richmal Crompon.

Estudio en el colegio Spellman y como resulta predecible colaboró en el típico periódico estudiantil llamado Day Spellman, donde hace sus primeras entrevistas. “Recuerdo que tuve la capacidad para hablar con la Reina de Belleza del colegio y sobre todo formular preguntas suspicaces e imaginativas como ¿cuál es tú color favorito?”, dice riendo.

Pero en esos años, nació la pasión de escribir crónicas, “como un simple aprendiz” asegura, al tiempo de recordar una sobre el paseo al Quilotoa donde ya narraba de forma más ordenada y pintaba ciertos espacios de imaginación con letras. Las composiciones de las clases de literatura le vincularon cada vez más con las palabras.

En el Diario Hoy se dio cuenta que era más visceral que intelectual, por lo que debía explotar aquello desde sus columnas, fue un experimento que lo asumió y logró lectores que se multiplicaban luego de cada publicación, en el diario del “gringo” Mantilla reconoce que sufrió mucho con  la transición de la vieja máquina de escribir Remington y la flamante Apple.

Compartir con él es terminar aprendiendo y riendo, resolviendo dudas sobre el oficio y la magia de jugar con palabras, esas que nos encuentra frente a frente, no solo al entrevistado y el periodista, sino más bien y – lo confieso con orgullo – entre un escritor y un permanente admirador.

 

¿Quién te enseña a escribir?

“Más que enseñar escribir, es un aprendizaje largo que viene de las lecturas, en mi caso, además fue importante la vinculación con la radio que era un mundo lleno de ilusiones con sus primeras radionovelas, eso me abrió un horizonte de imaginación, los comics también fueron importantes”.

¿Qué libros te marcaron?

“Los escritos por Richmal Crompon y ese personaje pelirrojo, pecoso y maldito Guillermo Brown, una saga de Editorial Molino de Argentina, ediciones rusticas con papel periódico. Mi vicio era leer y esas aventuras que contaban eran emocionantes. Fui lector de periódicos, mi papa siempre llevaba los diarios Ecuador, El Comercio, El Universo – su preferido – al ser guayaquileño, por el formato los ponía en el suelo para disfrutarlo y claro las emociones de Emilio Salgari y Julio Verne ayudaron”.

¿Qué más ayuda en el ejercicio de escribir?

“Alguien decía que escribir es una dificultad adquirida, pienso es más bien sortear fallas, tienes dificultades, encontrar palabra precia el ritmo de la frase, el adjetivo justo y cómo escribir es un ejercicio complejo, poco a poco los dedos se van soltando, algunas palabras vienen, otras se esconden y te traicionan, cada texto tiene sus propias complejidades”.

¿A pesar de lo que cuesta siempre hay espacio para la magia?

“En la medida que esas palabras aparecen hay magia, buscar esa palabra es la lucha constante, la puntuación como papel preponderante e otro factor”.

 ¿Qué letras del alfabeto te agradan?

«Amo a todas vocales y consonantes, no tengo problema de género”

 ¿Se juega con las palabras?

“En mi caso entré al periodismo por la ventana y comencé escribiendo con guante blanco, tratando de parecer inteligente, culto e informado y manejé la primera época del “paleolítico temprano” siendo cuidadoso con el idioma y eso sirvió para conocer bien la palabra para y luego, poder jugar con ella que es lo que me pasó en el diario Hoy, donde pude a reinventar las palabras”.

¿Hay inspiración para escribir?

¡No hay inspiración! hay el trabajo, tú tienes un tema y como lo trabajas es el oficio, la inspiración no llega ¿…de dónde?, hay una lucha por la idea y como la trabajas, en el escritor hay una gran distancia entre la idea y lo que plasmas, crees que van a construir el texto o la crónica perfecta y siempre hay una gran diferencia entre lo que pensabas y la realidad de la escritura y es eso lo que te mantiene escribiendo, para plasmar ciertamente lo que pensantes y cómo hay veces que no se da, sigues con pasión, desesperación, con angustia”·

¿Pesan más los números que las letras?

“Para mí los números no existen, son como las bacterias están allí pero no las ves, te hacen daño y te torturan, con ellos no he hecho nada en mí vida desde que en segundo curso de secundaria un profesor me envió a donde el psicólogo diciéndome que era un retrasado mental, lo que me borró de la mente los números”.

 ¿Qué escribe la gente común?

Están escribiendo los chats el twitter o no sé qué, en mi época había esa maravilla que eran las cartas, el ejercicio de la correspondencia epistolar se fue perdiendo y era lo que escribía la gente y quien no sabía, pedía le escriban una cartita, la gente común escribe cosas de amor, poemas, recetas de cocina”.

¿Qué escribe la gente culta?

“Culteces nada más…”

¿Valen las paredes para escribir?

“Todo vale para la escritura, se necesita solo ese deseo y no importa el elemento para sacar lo que uno tiene dentro”.

¿Cuánto pesa escribir para generar una opinión?

“Yo siempre he sido un escritor irresponsable, yo he escrito lo que he sentido, sin pensar ni en sus consecuencias ni en lectores, porque si piensas en eso te atas te cohíbes, sé que los lectores existen están allí, los respeto pero no escribo para dar gusto a alguien ni para ganar adeptos, escribo por necesidad, angustia, desesperación o no sé por qué, estoy marcado por esa fiebre por escribir.

¿Máquina de escribir o computadora?

 Comencé con máquina de escribir aprendías a teclear duro, hacer la frase en la memoria pues en el papel era difícil corregir, en la computadora se tiene siempre la hoja en blanco, tiene otros prodigios, cuando yo pasé de haber trabajado en el diario El Tiempo, donde usaba máquina y luego al diario Hoy, donde trajeron computadoras, ese día puse la renuncia, dije  en esta pendejada no se escribe, yo necesito una máquina, nos dieron un curso y era algo imposible y claro te acostumbras, pero buena parte de mi carrera la hice en la máquina de escribir”.

¿Esfero o lápiz?

Esferográfico, el lápiz es demasiado frágil.

¿Escribir es un ejercicio físico?

“Como te darás cuenta en mi caso no ayudó mucho a tener buen físico”.

¿Escribir cansa…?

“Agota porque es intenso, pones toda tu energía, luego de que intentas una o dos páginas hay un cansancio físico que puede ser vibrante, llevarte al suicidio, creas un mundo y eso te exige muchos esfuerzos”.

¿Dónde es un buen espacio para escribir?

«Aprendí en el periodismo a escribir mientras tenía un lápiz y un papel, en las redacciones había bulla y se ponía radio, no tengo un ámbito y espacio para hacerlo, solo la necesidad de expresar».

¿La escritura saca demonios, recuerdos?

 “Siempre, como dijo Vargas Llosa, es una especie de exorcismo, aparecen los fantasmas del cerebro, los recuerdos que siguen pesando, son como un alimento”.

¿La escritura es un alpiste para “El Pájaro”?

“Sí, para mí sí, es un alimento para que la memoria retrospectiva funcione”

¿Es más fácil desde lo periodístico o desde lo literario?

“Es igualmente difícil, el periodismo te marca, a mí me enseñó a escribir corto, son 40 años de ejercicio periodístico, el periodismo te ancla a la realidad, no puedes hacer presión, tiene que referirte a hechos reales, no hay ficción, son dos lenguajes distintos y eso me pasó con la novela, donde pude hacer volar la imaginación que en el periodismo era imposible, hacer una novela no fue fácil”.

¿Decidiste dejar la escritura desde el periodismo?

Me produjo asco la político, luego de diez años de dictadura, pensé que había un cambio, pero era lo mismo de antes, la misma gente y  corruptelas, dije estoy repitiéndome las cosas y lo que está pasando, me hastié y esa sensación de que eso ya lo había dicho no es bueno para un escritor.

 

UN PING PONG

 ¿Qué Lees? Lo que caiga entre mis manos.

¿Qué escribes? Lo que se me ocurre.

¿Qué cocinas? Huevo tibio a la perfección y si quieres te doy la receta.

¿Qué miras? Todo absolutamente todo.

¿Qué nunca harías? Lo que no me manda mi conciencia.

¿Qué música te gusta? Me encanta cualquier tipo de música.

¿Qué sueñas? Tengo pesadillas terribles y son las que me graban.

¿Qué imaginas? Mucho y constantemente.

¿Qué asumes? Mis culpas y errores.

¿Qué compartes? Trato de compartir todo con todos.

¿Qué extrañas? A mi padre.

¿Qué es lo que siempre haces? Vivir que ya es bastante.

¿Qué acumulas? Gratitudes, amores, sueños.

¿Qué coleccionas? Nada.

¿Qué te disgusta de la gente? La hipocresía y la traición.

¿Cuál es tú animal favorito? El perro.

¿Qué valoras en las personas? La honestidad.

¿Qué te inspira? La realidad del mundo.

¿Qué amas con pasión? A los míos.

¿Qué disfrutas al máximo? Un buen libro.

¿Qué tipo de pájaro eres? Pingüino… no vuelo.

 

UNA PALABRA

PERIODISMO Pasión.

COLUMNISTA Exigencia.

ESCRITOR Lucha.

LIBROS Todos.

EXCELENTÍSIMO Frustración.

FATIGA Estado.

HUMOR Necesidad.

FAMILIA Nido.

QUITO Herrumbe.

DIARIO HOY Sueños.

DIARIO EL UNIVERSO Casa.

RAFAEL CORREA Prófugo.

TADEO Entrañable.

VALENTINA Hija.

LA CATA Amor.

PIEDAD Dulzura.

LO HIZO

  • Francisco Febres Cordero nació en Quito (1950) es más reconocido por su seudónimo periodístico y literario “El Pájaro”. Se inició en el mundo complejo del teatro como actor y luego como director.
  • Trabajó como columnista en los diarios El Tiempo, un diario de derecha pero contestario; luego en Diario Hoy,una propuesta distinta para la época, entre lo político y el desarrollo de los impresos; y, en el tradicional diario El Universo tan guayaquileño como respetuoso del pensamiento ajeno.
  • Editor de Revista Dinners, sus entrevistas, culturales y reportajes políticos –humorísticos, siempre terminan siendo de los favoritos entre sus lectores que los comentan y refieren. Con ese estilo incisivo y audaz lo convierten en uno de los escritores más queridos, respetados y sobre todo leídos
  • De su pasado están obras como: Ensayo: Retratos con jalalengua (Quito, 1983); Los pecados solitarios y otros deslices (Quito, 1994); De Flores a Flores y miel (Quito, 1995); Bucaram: tocata, robata y fuga (Quito, 1997); La Mariscal: la inocencia perdida (Quito, 1999); Y así cómo diablos ganamos! (Quito, 1999); Cosas de mayores (Quito, 1997). Novela: Alpiste para el recuerdo (Quito, 1986). Biografía: Cazuela de verde y otras biografías (Quito, 1989); El duro oficio -biografía del novelista Alfredo Pareja Diezcanseco (Quito, 1989).
  • También hizo cine, fue parte de la película Rómpete una pata de Víctor Arregui, con quien volvió a juntarse para otra cinta denominada El Facilitador donde mostró de que estaba hecho y cuanto podía mutarse de un momento a otro entre el periodismo y el cine.
  • De su presente otras obras como la compilación Pajarerías su libro Soy el que pude, el cuento Amalia y el registro biográfico El sabio ignorado sobre Jijón y Camaño y claro su última novela Fatiga obra presentada en noviembre de este año y que ha recibido gran aceptación de sus lectores.
  • Se despidió de sus columnas domingueras habituales en Diario El Universo que se extraña en muchos hogares del país mientras se desayunaba en el dia de asueto, le llegó el asco de pensar que nada ha cambiado en la política del país y se estaba repitiendo las cosas que escribía.

AL OÍDO

  • El apodo lo puso un cura cuando estaba en el colegio “en una ocasión yo estaba en pantaloneta y al ver el cura mis piernas largas y flacas me dijo: Esas piernas parecen de pájaro” eso fue escuchado por los compañeros y fue suficiente poca gente sabe que se llama Francisco.
  • Con relación a su sobrenombre he generado sus columnas editoriales y de periodismo, por ello: Notas al Vuelo, Desde el Nido, A vuelo de Pájaro; jugando con esta circunstancia.
  • Pajarerías fue un proyecto editorial ambicioso, una recopilación de libros que escribió hace más de 20 años y que estaban agotados decidió rescatarlos. Tiene un denominador común que es el humor no solo político sino cotidiano incluso.
  • La novela Soy el que pude, es una confesión y el recorrido por nostalgias, y recuerdos, enfocarse en las cosas que dejan huella y un buen rato, su rendición de cuentas sobre la vida y previo a la muerte.
  • «Su estilo de humor político es el esperpento. Febres Cordero ha producido una magnífica galería de situaciones y seres grotescos con solo deformar el perfil de los políticos y jugar con las palabras de estos semidioses provincianos» refirió sobre el “Pájaro” otro insigne editorialista Simón Espinosa, quien fue su compañero en el Diario Hoy
  • La publicación de la última novela Fatiga lo impulsó su querida hija Valentina, que leyó su trabajo y animó para que lo concluyera y ese relato entretenido que lo revisas con facilidad en un fin de semana seguirá dando de qué hablar.
  • Cada vez que habla o escribe de su compañera de vida – Cata o Catica – es distinto por la complicidad que han logrado en todo ese tiempo de relación que les ha dado hijos y nietos que lo tienen feliz. Ç
  • La novela Fatiga, fue hecha con mucha pasión espera el juicio del lector, según confiesa, siente ahora un vacío, luego de este acto creativo, presentado en Quito y Guayaquil con éxito.
  • La novela gira en torno a los recuerdos de un profesor viudo y su relación con su única hija, difícil de mantenerla por la perspectiva que tienen de la realidad, un tercer personaje es una empleada doméstica que cuenta lo suyo, al final saben que se tienen los tres como parte de la convivencia.

 

 

 

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