Danilo Eduardo Villarroel
Periodista-Editor
La idea de circular periódicos impresos sin costo para los ciudadanos es justamente que la gran mayoría tenga acceso a la información.
En Estados Unidos y cada vez en más países y ciudades, existen rotativos que con dispensadores estratégicamente ubicados, masifican las noticias gracias al gentil auspicio de empresas, organizaciones, instituciones públicas o privadas, así como de fundaciones que creen en la prensa libre.
Claro está que la cultura de una sociedad ávida por informarse permite que estos contenedores se mantengan en su sitio en buenas condiciones y nadie desperdicie un periódico. Tomas uno y lo llevas a leer en casa o en la oficina. A esto se suma que los contenidos informativos ya no dependen del dueño o grupo empresarial sino se los planifica para estar más cercanos a la gente. Se lo llama periodismo hiperlocal.
Esto permite que más personas lean, que los ciudadanos se informen y que la publicidad de una organización sea vista miles de veces sin depender el número de ejemplares que estén en circulación frente a los que en realidad se venden.
Es decir, si el medio imprime 2 mil periódicos y realmente vende 500, la publicidad no llega al total del público objetivo, por lo tanto el impacto es muy bajo. Por el contrario si circula 2 mil unidades gratuitas, la misma publicidad es visualizada por más gente y la inversión del cliente en su pautaje llega a ser más efectiva.
Niños y jóvenes en la era de los «millennial generation», es la cohorte que accede al tradicional medio impreso sin tener que pagar por el periódico.
Así, se puede leer un medio tradicional, que por cierto se resiste a morir en un mundo virtualizado.
Entonces muchos periodistas, empresas comunicacionales y entidades que promueven el periodismo libre se preguntan: ¿Por qué pagar por las noticias?.