Adolescente de 16 años se quitó la vida
«En las gradas casi al llegar a la terraza, mi sobrino ha cogido un cable de luz y se ha colgado», entre lágrimas contó, la tía del desafortunado adolescente de apenas 16 años de edad, quien tomó la cruenta determinación, se presume, de autoeleminarse. «El papá le ha reprendido porque se estaba llevando con malas personas, solo por eso, se suicida», afirmó, otro de los familiares, mientras se le entrecortaba la voz por la impotencia y desesperación, ya que para colmo de la tragedia, todos son de escasos recursos económicos.
Un féretro de madera adornaba las afueras de la morgue. Donde al menos unas 30 personas lamentaban la abrupta partida del adolescente. «Logramos recaudar entre la familia y vecinos el dinero para la caja, nos quedamos sin recursos, no tenemos ni para comer», aseguró uno de los deudos, quien ya vestía de luto, hasta su mascarilla, que se humedecía por el intenso llanto
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La tragedia sucedió en las calles Diego de Ibarra y Ayacucho. Eran al rededor de las 3 de la tarde, cuando su padre notó la ausencia de su hijo. Subió a la terraza y se encontró con el fatídico cuadro, que sin duda marcará para siempre su vida. No tenía palabras, su ojos enrojecidos y con la mirada perdida, daban cuenta de su intenso dolor. Si alguien o alguna institución puede ayudar a esta familia, acercarse a la dirección antes indicada.
La fiscal Paola Delgado, ordenó el levantamiento del cadáver. No rindió declaración alguna del hecho. En el cementerio, en medio del dolor de los caídos en desgracia, anunciaban que debía ingresar el féretro, pero, con todas las medidas de bioseguridad. No contaban con dichas protecciones, la funeraria solamente les vendió la caja, pero no se responsabilizó de las normas.
Mientras realizábamos una transmisión en vivo, una de las funerarias se condolió y envió a una persona a realizar los protocolos que demandan en estos tiempos de crisis sanitaria. Un hombre alto, fornido, vestía overol azul, mascarilla, visores, botas especiales, puso al hombro el féretro e ingresó a la morgue. El ataúd donde ubicaron al adolescente fue embalado para que el desafortunado joven sea sepultado de inmediato. Dejando una estela de dolor y un sinnúmero de interrogantes de lo que podrían haber hecho para evitar la desgracia que ya estaba consumada. La noche caía, un hermoso paisaje del Chimborazo no conjugaba con la tragedia, de una muerte temprana.